Chavorrucos, ¿qué hacían el 30 de junio de 2002? Tal vez muchos no recuerdan la fecha exacta pero ese domingo, la televisión mexicana estaba a punto de obsesionarse con el primer reality show de canto llamado “La Academia”.

Bajo la conducción de Alan Tacher, este novedoso programa se apoderaría de todos los domingos familiares musicalizando las noches de convivencia, ¿lo recuerdas?

Así pasaron varias generaciones, algunas más exitosas que otras, y desde la décima edición en 2012, los televidentes se habían desenamorado de este proyecto que había cambiado su formato original para “evolucionar” al ritmo de los televidentes, aunque no es claro si era lo que en verdad todos querían ver en televisión.

Tras 6 años de ausencia, se anunció el regreso de este ambicioso proyecto, el cual, marca los festejos de Azteca por 25 años de entretenimiento, buscando rescatar uno de sus programas más exitosos de principios de los 00´s, pero hablando de la décimo primera generación, ¿cumplió las expectativas?

Millones de televidentes estaban a la espera de un proyecto que los remontaría a los inicios de los reality shows en México, pero ¿por qué nunca llegó esa conexión?

1.- El jurado: En sus inicios, La Academia contaba con un grupo de expertos con un gran renombre en la industria musical. Figuras como Amparo Rubín, Memo Gil, Humberto Calderón, Arturo Forzán, Sofía Sánchez Navarro y Arturo López Gavito, quien actualmente se encuentra en el panel de expertos, encaminaban a los participantes, hambrientos del éxito, a que explotaran lo mejor de ellos.

2.- El talento: Se ofrecía una gama de voces, estilos y talentos que si bien, no podían competir en un género en particular, los llevaba a experimentar con su voz en distintos ritmos y fusiones que, con suerte, dejaban complacidos a los televidentes.

3.- La selección musical: Las canciones han jugado un papel muy importante en el concurso; temas que han marcado generaciones se hacían presentes cada domingo, mismas que lograban enganchar desde los jóvenes hasta los adultos mayores.

4.- Las historias: Tal vez sólo fue la primera generación la que conectó con el público por mostrar perfiles reales, de gente humilde con ganas de aprender, que no medían su popularidad en redes sociales. Gente real que nunca había tenido la oportunidad de mostrar su talento en un espacio tan visto.

5.- La conducción: Aunque parezca algo irrelevante, Alan Tacher logró conectar no sólo con el público, sino con los participantes. Logró convertirse en parte esencial del proyecto desde el momento uno. Adala Ramones, aunque no lo hace nada mal, repite el formato antes visto en “Otro rollo” o en “Bailando por un sueño”.

Y a ti, ¿qué te hizo sentir el regreso de La Academia, chavorruco?

Por: Teo Rodav