Nuestros días eran simples, pero sumamente felices, Chamaco ¿Qué era lo que tú hacías?

Llamar a tus amigos por teléfono fijo en las tardes, ya sea para hablar de la tarea o simplemente echar el chisme.  Eso sí, primero había que hablar con toda (o al menos la mitad) de su familia.

Sacar tu casete favorito de camino a casa, y es que tener un walkman era una verdadera bendición, pero había que cuidar las pilas, ya que las recargables no existían y las comunes eran muy caras

Llegando de la escuela, nos dirigíamos a grabar las canciones de la radio en nuestros casettes y los cuidábamos como nuestro mayor tesoro.

Los trabajos se hacían a mano, nada de computadoras o tabletas.
 
¿Internet?, ¿Buscar en Google? Jamás imaginamos que eso iba a poder ser realidad, para nosotros existían las famosas  enciclopedias, en ellas encontrábamos muchísimos temas con la información que necesitábamos para realizar nuestra tarea o investigación.
Los más afortunados tenían Word, y en ese caso Clippy era un amigo infalible, ¡nos salvaba de todas!
Era la época en que todos miraban la MTV porque básicamente era solo de música, era el mejor canal del mundo.
Escribir cartas. Una de las experiencias más grandiosas que vivimos los adolescentes de los noventa fueron las cartas. Si necesitábamos declararle nuestro amor a otra persona, el papel escrito a mano era la opción más original y efectiva.
Que nos dejaran ver series como “Le temes a la oscuridad”, “Sabrina la bruja adolescente” o “Hermana, hermana” muchas veces era nuestra razón de ser
Ver televisión. Quienes fuimos adolescentes en los noventa tuvimos el privilegio de disfrutar los años dorados de los Simpsons. La famosísima serie de los personajes amarillos disfrutó de sus mejores capítulos en aquélla década. También ganaron protagonismo dibujos japoneses como Dragon Ball Z, Los Caballeros del Zodiaco o Super Campeones.
Cuando apareció el revolucionario discman, la vida ya no volvió a ser la misma. Sentíamos que llevábamos un objeto futurístico en nuestras manos. Poco a poco el casete fue perdiendo terreno hasta ser dejado de lado. Algunos nostálgicos todavía guardan grandes cajas con las grabaciones que hicieron en su adolescencia.